Espatifilo, Espatifilum, Bandera blanca, Cuna de Moisés
Spathiphyllum wallisii
El Espatifilo es una planta tupida que alcanza los 50 centímetros de altura y su cultivo es muy sencillo.
Las hojas, verde oscuro, dotan de largos peciolos que crecen a partir de una cepa y son lanceoladas.
Tiene flores muy atractivas que saltan a la vista, compuestas por un espátice blanco crema que a su vez está rodeado por una fina espata blanca.
Aunque puede florecer durante todo el año si no carece de los cuidados fundamentales, las flores suelen abrirse en primavera y, en determinadas ocasiones, a finales de verano.
No soporta el sol directo pero necesita un entorno muy luminoso, a pesar de adaptarse con facilidad a espacios poco iluminados, con temperaturas normales (18ºC en verano y no menores de 14-15ºC en invierno).
Se debe evitar las corrientes de aire o los cambios bruscos de temperatura.
Resulta fundamental pulverizar el follaje del Espatifilo (¡Pero no las flores!), especialmente si lo hemos situado en una habitación con calefacción -aire seco-. Aconsejo poner la maceta encima de un cuenco con guijarros húmedos o con un dedo de agua, de manera que la humedad aumente y la tierra permanezca mojada.
Los riegos deben ser frecuentes, especialmente durante la floración o la etapa de crecimiento, donde será necesario regar dos veces a la semana. Utiliza agua tibia, no demasiado fría. Al terminar la floración, dejaremos que la planta se lacie, reduciendo los riegos y ofreciendo un descanso en invierno.
El abonado debe realizarse cada 15 días, entre los meses de marzo a septiembre.
Para el trasplante, en primavera, utiliza un substrato permeable y ligero, así como una maceta más grande. Es necesario trasplantarla anualmente.
Para multiplicarla, se divide el rizoma durante la primavera o el verano.
Problemas
La falta de agua puede hacer que se retarde el crecimiento, marchitándose las hojas. Riega abundantemente durante la floración y vaporiza la planta.
Si las hojas se tornan a tonalidades amarillentas y el Espatifilo deja de florecer será la causa de una falta de luz o de abono.
El borde de las hojas puede secarse por un exceso de abono. Si el follaje pierde color se trata de la luz solar directa, retírala de dicho lugar o se quemará.
Es sensible a la cochinilla, la mosca blanca y en entornos secos, a la araña roja.
Puede padecer también de enfermedades como Antracnosis por Colleotricum spp., Mancha foliar por Pseudomonas cichori (bacteria) o Mancha foliar por Cercospora.
Escrito por Jaime Trujillo Escobedo