Una de las cosas más importantes en el mundo del césped es la siembra.
Tendremos que escoger el lugar con la climatología favorable según la zona en la que nos encontremos.
Cuando ya tengamos el terreno bien nivelado, conviene rastrillar el suelo delicadamente pasando con suavidad el rastrillo o la escoba metálica; debe hacerse una sola dirección para formar canalillos seguidos.
Seguidamente se debe sembrar, ya sea manual mente (requiere un poco más de práctica y trabajo) o bien con la ayuda de un sencillo carro de siembra (que dispersa las semillas homogéneamente por todo el suelo).
Luego hay que pasar un rulo ligero por toda la zona sembrada para tapar los canalillos abiertos, donde hemos depositado la semilla. También podremos apisonar el terreno con un tablón, pero esto solo es recomendable para superficies pequeñas.
En los lugares con climas lluviosos o si sembramos en otoño, es muy importante que realicemos bien la labor de compactación ligera que hacemos con el rulo (o el tablón).
Se debe utilizar la mezcla de semillas más adecuada, según el uso que se vaya a dar al terreno y según el clima de la zona donde estemos. Debemos regar frecuentemente, lo haremos en forma de aspersión fina, lo que permite que el suelo se mantenga húmedo pero no encharcado.
El césped nacerá entre las posteriores dos semanas, en función de la temperatura. Cuando hayan aparecido unas 3 o 4 hojas de cada plántula del nuevo césped, es hora de que tengamos en cuenta su cuidado. Necesitaremos algún fungicida para prevenir la aparición de enfermedades fúngicas.
Método de siembra
- Sembrar de forma cruzada distribuyendo 30 g de semillas por metro cuadrado.
1- Tenemos el terreno preparado, sin piedras o malas hierbas (rastrillado).
2- Sembramos manualmente o mecánicamente las semillas del césped.
3- Cubrimos la semilla de cada agujero.
4- Pasamos el rulo para cerrar y apisonar el terreno (puede ser también con un tablón, para terrenos reducidos).
Escrito por Jaime Trujillo Escobedo