La principal función del recebado es controlar el fieltro (o thatch) que se forma por falta de equilibrio entre nuestro césped y la descomposición de los restos orgánicos que se generan durante su desarrollo.
El recebo es un material compuesto por arena silícea de granulometría entre 0,25 y 1mm, que además incorpora un porcentaje de materia orgánica.
El recebado ofrece también muchos beneficios al césped, como la de favorecer la emisión de nuevas raíces o mejorar la permeabilidad del suelo y su resistencia mecánica.
No solo eso, además, su utilización es idónea para cubrir las semillas cuando se realiza una resiembra, para corregir las desigualdades como cuando se escarifica el césped o debidas al hundimiento de zonas de suelo.
Podemos llevar a cabo el recebado durante más o menos todo el año, pero es más recomendable hacer un recebado a principios de primavera y otro en otoño. De todas formas, lo importante es realizar al menos un recebado al año.
Es recomendable recebar el césped después de una aireación, ya que con la arena conseguimos que no se nos cierren los agujeros, y , de esa forma, tener canales de oxigenación de las raíces. También nos sirve para tener un buen drenaje del terreno.
Para hacer una regeneración de céspedes ya implantados, hay que utilizar como recebo ideal un substrato preparado para este tipo de labor, cubriendo todo el terreno del césped con una capa de 1 a 1,5 cm de espesor, o de 2 a 3 litros de substrato por metro cuadrado, y deberemos regar abundantemente a continuación.
Escrito por Jaime Trujillo Escobedo