La primera noche

Usted puede tomar la decisión de obligar al gatito a dormir solo en su cesta y en la habitación destinada para él desde el primer día. La primera noche será muy penosa, porque el cachorro se pasará una buena parte de ella lamentándose y maullando, al echar de menos el abrigo de su madre y de sus hermanos y hermanas.

Puede colocarle una bolsa de agua caliente (¡no hirviendo!) para reconfortarle, pero ante todo, no debe acudir a buscarle; ignore sus gritos y lamentos, intente permanecer impasible. De este modo conseguirá que el gatito no busque un sitio en su cama, ni siquiera por una noche. Si logra mantenerse firme, la adaptación debería completarse en tres o cuatro días.

El segundo método tiene más en cuenta el comportamiento social del cachorro. Éste siente una gran necesidad de contacto con otros seres y los humanos con los que vive constituyen su nuevo grupo. En tal caso, usted puede optar por dejarle que duerma en su misma habitación e incluso en su cama. En contrapartida, el gato ha de tener en todo momento fácil acceso a su bandeja de aseo y a su comida.

En cuanto crezca, permanecerá despierto la mayor parte de la noche y, si tiene la posibilidad de salir por una gatera, no espere que le pida permiso. No le verá volver hasta bien entrada la mañana, dispuesto a dormir profundamente, como buen noctámbulo que es. Se puede decir que los gatos tienen una vida secreta, esta tiene lugar en la noche. No se les ve, pero se sabe que cazan, y se comportan diferente que por el día.

Escrito por Jaime Trujillo Escobedo