¿Gato adulto o cachorro?

En general se recomienda elegir un cachorro, ya que se adapta más fácilmente al ambiente que le rodea, a su dueño y a la educación que recibe. Es más maleable y receptivo que el adulto. Aunque es cierto que a un cachorro hay que dedicarle más tiempo, merece la pena el esfuerzo cuando se contempla como va evolucionando. Si a pesar de todo se decide por un gato adulto, debo felicitarte, ya que las protectoras de animales rebosan de ejemplares adultos.

Naturalmente, no tienen esa carita tan tierna de los gatos recién nacidos que encandila a los visitantes, pero en determinados casos son preferibles a los cachorros. Por ejemplo, en el caso de personas mayores, en primer lugar por su carácter más sereno y tranquilo, y en segundo lugar porque un gato joven podría sobrevivir a su propietario; si tiene suerte se lo quedará algún familiar (con los inconvenientes que conlleva la adaptación a un nuevo entorno), pero también podría acabar en un albergue o refugio.

Si desea adoptar un gato adulto procedente de un refugio o de una persona que se quiere deshacer de él, infórmese bien acerca de su pasado. Tendrá sus costumbres, unas buenas y otras malas, pero el cambio de ambiente y de dueño puede desestabilizarlo, generando ansiedad y estrés. La readaptación suele durar tres o cuatro semanas, en ocasiones hasta varios meses. El método ideal consiste en respetar el aislamiento del recién llegado y no intentar forzarle a nada. Al principio el animal puede mostrarse agresivo o sucio y rechazar las caricias durante semanas.

Adoptar un gato adulto requiere, por tanto, una gran dosis de generosidad, calma y paciencia. Constituye todo un reto, pero conquistar su amistad y su confianza es una experiencia sumamente gratificante.

Escrito por Jaime Trujillo Escobedo