El control sobre mordiscos y arañazos

Es importante que el cachorro sea consciente de los límites que no debe sobrepasar. Cuando sea adulto, tanto las uñas como los dientes podrían hacer mucho daño, incluso causar heridas mortales. Es mejor aprender las reglas del combate cuando las armas aún no están totalmente desarrolladas. Con tres semanas de edad, los cachorros intentan dominarse unos a otros luchando entre sí.

En esta época se perfeccionan las actitudes de ataque y defensa. Al pelearse con sus congéneres, el gatito inflige y recibe mordiscos y arañazos. De este modo arende a medir la intensidad de los mordiscos y a sacar las uñas. La madre puede intervenir en el juego para ponerle fin, si lo considera demasiado rudo y si puede degenerar el combate. Asimismo, la madre puede intervenir sin razón aparente; cogiendo al gatito por la cabeza y tumbándose al lado le araña con fuerza el vientre con las patas traseras. Esta manipulación puede parecer un tanto brusca y en algunos casos el cachorro grita con desesperación.

Muchas personas deciden intervenir en ese momento, pero es un error, ya que la finalidad de la gata no es hacer daño al cachorro; de hecho, mantiene las uñas escondidas. Lo que pretende la madre con esa actitud es simplemente enseñar al gatito el respeto a la autoridad, representada en ese caso por ella misma, o más adelante, por un gato extraño.

El gatito queda inmovilizado rápidamente, superado por la fuerza mucho mayor de su madre. Ésta totalmente inhibido. Esta inmovilidad puede salvarle la vida en el futuro, el día que tenga que enfrentarse a un gato agresivo.

Escrito por Jaime Trujillo Escobedo