El perro desobediente y ese otro excesivamente dominante, pues ambos comportamientos suelen ir parejos, pueden identificarse ya desde muy corta edad como aquellos que constantemente mordisquean las manos del que les toca, resistiéndose a todo lo que implique la limitación de espacios, de actividades y de actitudes, por nimias que sean estas por parte del dueño.
Esperar pues a entrenar a un cachorro, a que tenga los seis u ocho meses, no va a resultar beneficioso ni para él, ni para el propietario y en evitación de males mayores, la educación tiene que empezar tan pronto como a los dos meses y medio.
Esperar pues a entrenar a un cachorro, a que tenga los seis u ocho meses, no va a resultar beneficioso ni para él, ni para el propietario y en evitación de males mayores, la educación tiene que empezar tan pronto como a los dos meses y medio.