El Podenco Ibicenco o Ca Eivissenc es un perro con una gran agilidad y musculatura. Es considerada como una de las razas más antiguas de la Península Ibérica, ya que, según algunas fuentes, su descendencia se remonta a los canes utilizados por los faraones egipcios. Su gran facilidad a la hora de cazar conejos sin escopeta lo ha convertido en un excelente perro de trabajo, pero tiene unas increíbles características, propias de un animal de compañía.
Esta raza es cada vez menos vista por nuestras calles debido a que hay muy pocos criadores interesados en su reproducción. Lo cierto es que nuestra sociedad valora mucho más las especies procedentes del extranjero que las nacionales, sin ser consciente de que muchas de éstas proceden de perros españoles. Por ello, el Podenco Ibicenco predomina principalmente en su lugar de procedencia: las Islas Baleares.
Origen muy remoto
Datos, estudios arqueológicos y, sobre todo, grabados e ilustraciones, son los que demuestran que esta variedad canina lleva muchos años conviviendo con los humanos, sobre todo con los cazadores. Mucho antes de que se descubriera esta faceta cazadora, fruto de su sigilo y agilidad, se encontraron en las tumbas de los faraones egipcios varios ejemplares artísticos en los que se representa pictóricamente. Además, las inscripciones antiguas cuentan que acompañaban a sus propietarios en su mausoleo, lo que demuestra el extremo cariño existente entre perro y amo.
Por esta razón, expertos en el tema han planteado dos hipótesis. La primera de ellas es la que establece que los navegantes fenicios trajeron a España algunos ejemplares egipcios, de los que nacieron los podencos ibicencos. Esta es la teoría más firme, puesto que de ahí procederían el resto de las variables de podencos que existen en España, tales como el andaluz, el ibérico, el canario; o en el extranjero como, por ejemplo, el portugués. Todos ellos son diferentes entre sí debido a las distintas condiciones de su entorno.
Pero también existe la posibilidad de que los podencos existieran en nuestro territorio desde tiempos lejanos y que se distribuyeran de aquí a otros lugares, bien de nuestro propio país, bien del extranjero. Debido a la falta de datos que corroboren alguna de estas conjeturas, cualquiera de ellas puede ser la acertada, aunque esta última ha sido muy criticada por su matiz nacionalista. Gracias a la insularidad de las Islas Baleares, la pureza de este animal se ha podido salvaguardar de modo correcto.
Características corporales
Este can se caracteriza por tener una cabeza estrecha y alargada, con forma de cono. Sus orejas son finas, triangulares, sin pelo en su interior y puntiagudas, dando la sensación de constante alerta. Se mantienen rígidas asiduamente y, según la orientación que tengan, mostrarán el estado de ánimo del perro: cuando están dirigidas hacia arriba es porque está excitado, y si están echadas hacia atrás es porque está en alerta. Los ojos son oblicuos y predomina en ellos el color ámbar claro, que será más o menos intenso dependiendo del tono del pelaje. A través de la mirada demuestra su desconfianza, timidez e inteligencia. Su hocico es fino, largo y prominente, sobresaliendo de las mandíbulas inferiores. Su color se adecúa perfectamente al de la trufa, de una tonalidad rosada y de forma convexa.
El cuerpo del Podenco Ibicenco está distribuido de manera muy proporcional y simétrica. Una de sus peculiaridades es su lomo arqueado, dando la sensación de fortaleza y poder. La cola está situada en una parte más bien baja. En su nacimiento, comienza siendo gruesa pero se va afinando conforme llega al final. Cuando está en alerta, ésta se muestra rígida pero curvada.
Una musculatura de hierro
Los músculos de esta raza son muy fuertes, largos, aplomados y planos. Estas aptitudes hacen que el movimiento más habitual sea el trote en suspensión, alcanzando gran velocidad cuando realiza el galope. Es por eso que se trata de un perro muy recomendado para la caza, aunque necesita mucho entrenamiento.
Esta innata cualidad, la velocidad, la consigue gracias a sus pies, que son semejantes a los de la liebre, con unas uñas blancas de gran longitud y unos dedos muy juntos y largos. El espacio entre cada uno de ellos está cubierto de pelo y la base de la pezuña está compuesta por unas almohadillas muy duras para que se mueva sin problemas por terrenos sólidos y complicados. El tamaño medio oscila entre los 66 y 72 cm. en los machos y entre los 60 y 67 cm. en las hembras.
Blanco y rojo
La piel de esta raza es de color rosado, con una intensidad que variará en la zona donde también lo haga el pelaje. Además, está muy pegada al cuerpo y es muy rígida. El pelo se puede presentar con tres formas diferentes: liso, largo o duro. La primera de las opciones muestra a un perro con el pelo fuerte, brillante y áspero al tacto. Si la variedad que posees tiene el pelo largo, será suave, con una longitud mínima de 5 cm. que será más voluminoso en la cabeza. Si su pelaje es duro, no será sedoso pero sí más abundante. Además, será más corto en la cabeza y orejas y tendrá una largura mayor en la zona posterior de los muslos y por la parte inferior de la cola.
Las tonalidades de este can son el rojo y el blanco. La mayoría de las veces se presenta únicamente uno de los dos colores, pero no se descarta la combinación de ambos, con aspecto leonado. Cuando esto sucede, se estaría hablando de un ejemplar extraordinario, porque existen muy pocos ejemplares de estas características.
Una mascota independiente
Son muy pocas las personas que deciden apostar por este perro como animal de compañía. En un ambiente familiar es muy tranquilo, pero también solitario. Necesita marcar su espacio y que éste sea respetado por sus dueños. No se muestra agresivo a no ser que no se le trate bien, y no es tan zalamero como otros perros.
El ejercicio es un aspecto fundamental para que su salud esté en perfecto estado. Debe realizar ejercicios diarios, bien de mantenimiento, bien de entrenamiento. No es recomendable la convivencia de esta raza con niños u otras mascotas de inferior tamaño, ya que se suele mostrar muy celoso con respecto a quienes pueden quitarle su lugar. Es ideal para individuos solitarios que quieran tener perros autosuficientes.
Esta raza es cada vez menos vista por nuestras calles debido a que hay muy pocos criadores interesados en su reproducción. Lo cierto es que nuestra sociedad valora mucho más las especies procedentes del extranjero que las nacionales, sin ser consciente de que muchas de éstas proceden de perros españoles. Por ello, el Podenco Ibicenco predomina principalmente en su lugar de procedencia: las Islas Baleares.
Origen muy remoto
Datos, estudios arqueológicos y, sobre todo, grabados e ilustraciones, son los que demuestran que esta variedad canina lleva muchos años conviviendo con los humanos, sobre todo con los cazadores. Mucho antes de que se descubriera esta faceta cazadora, fruto de su sigilo y agilidad, se encontraron en las tumbas de los faraones egipcios varios ejemplares artísticos en los que se representa pictóricamente. Además, las inscripciones antiguas cuentan que acompañaban a sus propietarios en su mausoleo, lo que demuestra el extremo cariño existente entre perro y amo.
Por esta razón, expertos en el tema han planteado dos hipótesis. La primera de ellas es la que establece que los navegantes fenicios trajeron a España algunos ejemplares egipcios, de los que nacieron los podencos ibicencos. Esta es la teoría más firme, puesto que de ahí procederían el resto de las variables de podencos que existen en España, tales como el andaluz, el ibérico, el canario; o en el extranjero como, por ejemplo, el portugués. Todos ellos son diferentes entre sí debido a las distintas condiciones de su entorno.
Pero también existe la posibilidad de que los podencos existieran en nuestro territorio desde tiempos lejanos y que se distribuyeran de aquí a otros lugares, bien de nuestro propio país, bien del extranjero. Debido a la falta de datos que corroboren alguna de estas conjeturas, cualquiera de ellas puede ser la acertada, aunque esta última ha sido muy criticada por su matiz nacionalista. Gracias a la insularidad de las Islas Baleares, la pureza de este animal se ha podido salvaguardar de modo correcto.
Características corporales
Este can se caracteriza por tener una cabeza estrecha y alargada, con forma de cono. Sus orejas son finas, triangulares, sin pelo en su interior y puntiagudas, dando la sensación de constante alerta. Se mantienen rígidas asiduamente y, según la orientación que tengan, mostrarán el estado de ánimo del perro: cuando están dirigidas hacia arriba es porque está excitado, y si están echadas hacia atrás es porque está en alerta. Los ojos son oblicuos y predomina en ellos el color ámbar claro, que será más o menos intenso dependiendo del tono del pelaje. A través de la mirada demuestra su desconfianza, timidez e inteligencia. Su hocico es fino, largo y prominente, sobresaliendo de las mandíbulas inferiores. Su color se adecúa perfectamente al de la trufa, de una tonalidad rosada y de forma convexa.
El cuerpo del Podenco Ibicenco está distribuido de manera muy proporcional y simétrica. Una de sus peculiaridades es su lomo arqueado, dando la sensación de fortaleza y poder. La cola está situada en una parte más bien baja. En su nacimiento, comienza siendo gruesa pero se va afinando conforme llega al final. Cuando está en alerta, ésta se muestra rígida pero curvada.
Una musculatura de hierro
Los músculos de esta raza son muy fuertes, largos, aplomados y planos. Estas aptitudes hacen que el movimiento más habitual sea el trote en suspensión, alcanzando gran velocidad cuando realiza el galope. Es por eso que se trata de un perro muy recomendado para la caza, aunque necesita mucho entrenamiento.
Esta innata cualidad, la velocidad, la consigue gracias a sus pies, que son semejantes a los de la liebre, con unas uñas blancas de gran longitud y unos dedos muy juntos y largos. El espacio entre cada uno de ellos está cubierto de pelo y la base de la pezuña está compuesta por unas almohadillas muy duras para que se mueva sin problemas por terrenos sólidos y complicados. El tamaño medio oscila entre los 66 y 72 cm. en los machos y entre los 60 y 67 cm. en las hembras.
Blanco y rojo
La piel de esta raza es de color rosado, con una intensidad que variará en la zona donde también lo haga el pelaje. Además, está muy pegada al cuerpo y es muy rígida. El pelo se puede presentar con tres formas diferentes: liso, largo o duro. La primera de las opciones muestra a un perro con el pelo fuerte, brillante y áspero al tacto. Si la variedad que posees tiene el pelo largo, será suave, con una longitud mínima de 5 cm. que será más voluminoso en la cabeza. Si su pelaje es duro, no será sedoso pero sí más abundante. Además, será más corto en la cabeza y orejas y tendrá una largura mayor en la zona posterior de los muslos y por la parte inferior de la cola.
Las tonalidades de este can son el rojo y el blanco. La mayoría de las veces se presenta únicamente uno de los dos colores, pero no se descarta la combinación de ambos, con aspecto leonado. Cuando esto sucede, se estaría hablando de un ejemplar extraordinario, porque existen muy pocos ejemplares de estas características.
Una mascota independiente
Son muy pocas las personas que deciden apostar por este perro como animal de compañía. En un ambiente familiar es muy tranquilo, pero también solitario. Necesita marcar su espacio y que éste sea respetado por sus dueños. No se muestra agresivo a no ser que no se le trate bien, y no es tan zalamero como otros perros.
El ejercicio es un aspecto fundamental para que su salud esté en perfecto estado. Debe realizar ejercicios diarios, bien de mantenimiento, bien de entrenamiento. No es recomendable la convivencia de esta raza con niños u otras mascotas de inferior tamaño, ya que se suele mostrar muy celoso con respecto a quienes pueden quitarle su lugar. Es ideal para individuos solitarios que quieran tener perros autosuficientes.
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