Los bigotes

A través de los folículos pilosos, los bigotes (también denominados vibrisas), transmiten hasta el más ligero movimiento a la piel del gato.

Constituidos por cuatro filas horizontales de pelos, insertados en el morro, perciben un cambio en el entorno, vibraciones sonoras y el mínimo movimiento en el aire.

Su principal función consiste en detectar objetos en una oscuridad total o situados demasiado cerca del animal para que el pueda verlos. Le sirven, por ejemplo, para controlar los movimientos de un ratón que se debata entre sus patas o que mantenga sujeto con la boca.

Los bigotes "envuelven" a la presa, manteniendo informado al felino sobre el mínimo movimiento de su víctima. De igual modo, las gatas bajan sus bigotes para reconocer los movimientos del cachorro que transportan en la boca y que, por tanto, no pueden ver. Cuando un gato encuentra un objeto desconocido, una comida de un sabor nuevo..., aproxima sus bigotes al objeto en cuestión y lo examina atentamente hasta que está suficientemente informado sobre su naturaleza.


La longitud de las vibrisas corresponde aproximadamente al ancho del cuerpo del animal. Desplegadas en la oscuridad, cuando la visión se ve reducida, funcionan como si fueran un sistema de teleguía de alta sensibilidad. Perciben el más mínimo contacto, por ejemplo, cuando el gato se desliza por un pasillo estrecho y oscuro.

Las vibrisas situadas en las mejillas encima de los ojos, en la barbilla o en la parte de atrás de las patas delanteras constituyen excelentes detectores de presencia y movimiento.

Las que se localizan en las pestañas tienen como principal función proteger los ojos. En cuanto algún obstáculo roza uno de estos pelos, se activa el reflejo de cerrar los párpados.

La función de los bigotes es vital; por consiguiente, un individuo con estos órganos dañados, o peor desprovisto de ellos, se encuentra inseguro.

Por esta razón resulta intolerable que se corten los bigotes de un gato, ¡incluso por razones estéticas! Los animales mutilados de esta forma padecen serios trastornos de orientación... así que ¿porqué no dejarles como son?

Escrito por Jaime Trujillo Escobedo