El hombre transpira a través de las glándulas sudoríparas, que se encuentran repartidas por todo el cuerpo. En el caso de los gatos, estas glándulas son escasas y están atrofiadas en las zonas provistas de pelo y, por el contrario, muy desarrolladas en los labios, en el ángulo del mentón, así como en las almohadillas de las patas, entre los dedos. El gato no suda como el hombre, sino que en tiempo caluroso, as glándulas segregan un un sudor acuoso que deja en el suelo huellas húmedas en forma de hojas de trébol. Parece lógico pensar que la cantidad de sudor producida en estas zonas no es suficiente para refrescar la totalidad del cuerpo, y, sin embargo, los gatos no suelen padecer por el calor, más bien al contrario.
Esto se debe a que durante el aseo diario se lamen el pelaje, contribuyendo de este modo a bajar la temperatura corporal. En algunas ocasiones, los gatos jadean; en este caso, la termorregulación se realiza en forma de evaporación por las vías respiratoras. Al igual que en el caso del hombre, el gato debe beber más de lo normal para compensar esta pérdida de agua.
Escrito por Jaime Trujillo Escobedo
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Gracias por la info, me fue muy util. Saludos.
Me alegro mucho, Lucho. ¡Vueve cuando quieras!